"Ibiza. La isla perdida de Walter Benjamin", Exposición Fotográfica de Cecilia Orueta
Presentamos una selección de fotografías de Cecilia Orueta. La serie completa está recogida en el libro homónimo: "Ibiza. La isla perdida de Walter Benjamin", que ha compuesto el también fotógrafo Chema Conesa y que incluye además las cartas desde Ibiza que escribió Walter Benjamin, así como el texto de “Al sol”. Los trabajos fotográficos y el libro pretenden, en cierto modo, descubrirnos como podría ser la Ibiza que se encontró el filósofo y escritor alemán a través de las fotografías de Cecilia. La traducción al castellano la ha llevado a cabo Carlos Fortea y al catalán Nuria Molinés.
Cecilia Orueta nace en Madrid en 1963, es fotógrafa, pero se formó y especializó como restauradora en pintura, actividad que le hizo conectar con la fotografía dada la gran importancia que tiene ese lenguaje en el proceso de documentación de la restauración de obras pictóricas. En los últimos años ha realizado múltiples exposiciones en ciudades como Madrid, León, Palencia, Coruña, Barcelona, Tarragona, Lugo o Burgos. Ha publicado sus trabajos en periódicos y revistas. Pertenece al grupo de fotógrafas creativas de investigación, artistas que emergen desde el territorio documental pero que toman como punto de partida y referencia trabajos de investigación y documentación complementados con la experiencia vital y directa. Y es que la vinculación con la literatura de sus propuestas es clara y evidente, como ella misma relata:
"En mis trabajos como fotógrafa me interesa sobre todo la relación de la imagen con la literatura, la construcción narrativa que apela al paso del tiempo y a la búsqueda de las huellas del pasado en el presente. En ese sentido, las cartas de Walter Benjamin han sido para mí una inspiración y una guía en la búsqueda del rastro de los días del filósofo en una Ibiza remota que se le reveló como una tierra arcaica con el paisaje más virgen que jamás había encontrado, al margen de los movimientos del mundo, incluso de la civilización, y que recordaría siempre como un paraíso incluso en los días previos a su muerte, hecho que, paradójicamente, se produciría en la frontera de un país, España, al que una vez más pensaba llegar huyendo del nazismo, cuya persecución se extendía ya por toda Europa".
Ibiza. La isla perdida de Walter Benjamin
Cecilia Orueta
Año de edición: 2023
ISBN: 978-84-19453-65-5
Páginas: 240
Encuadernación cartoné
ENLACES DE INTERÉS: https://www.eolasediciones.es/catalogo/coleccion-eolasfoto/ibiza-la-isla-perdida-de-walter-benjamin
A las puertas de la segunda guerra mundial, el filósofo alemán Walter Benjamin encontró en la isla perdida de Ibiza su particular paraíso: un refugio donde escribir en paz. Fue el último tiempo feliz de su vida. Luego vendrían el exilio, la precariedad económica y su trágico final.
Una fría tarde de invierno berlinés, el pensador alemán Walter Benjamin se encontró por la calle con un antiguo compañero de instituto. El filósofo pasaba entonces por graves problemas económicos y su antiguo compañero de estudios le animó a irse a una isla mediterránea donde el clima, le dijo, era más amable y la vida mucho más barata. “Yo, de hecho —le comentó aquél al filósofo— pienso irme con mi mujer y mi hijo”.
El consejo no fue en vano y al año siguiente, 1932, Walter Benjamin se embarcó en un mercante de nombre Catania y recorrió el contorno de todo un continente, desde el puerto de Hamburgo hasta Barcelona, última escala antes de volver a embarcarse, esta vez en un navío de pasajeros, el Ciudad de Valencia, rumbo a la isla de Ibiza. Allí vivió, según sus propias palabras, una de las temporadas más felices y tranquilas de su vida, entregado a la contemplación del paisaje virgen y misterioso, a la escritura y a la lectura bajo los árboles, a los baños de mar, a las conversaciones o visitas a los bares del lugar (entonces muy escasos), a las largas caminatas a veces prolongadas y nocturnas, e incluso al amor. Alojado en una casa de Sant Antoni de Portmany, en aquellos años un diminuto y apacible pueblo de pescadores, el pensador experimentó tal felicidad que regresó en la primavera siguiente viviendo así en dos diferentes etapas la ensoñación de paz, libertad y belleza con las que la isla ibicenca embriaga a sus visitantes.
Tiempos aquellos en los que el turismo aún era una ficción y sólo recalaban en la isla personajes tan pintorescos como extravagantes: pensadores, poetas, filósofos, naturalistas… Aquellas dos estancias en Ibiza fueron posiblemente las últimas temporadas de paz para Walter Benjamin, el hombre que buscaba incansablemente una explicación para intentar comprender el mundo, que no volvería a encontrar la tranquilidad y la paz que siempre buscó y, a partir de ese tiempo, su vida y su angustia existencial se precipitaron al ritmo en que lo hacían los acontecimientos políticos en Alemania, que acabarían con la llegada de Hitler al poder y el posterior estallido de la Segunda Guerra Mundial. Huyendo de ella por su condición de intelectual y judío, enfermo y cansado tras atravesar los Pirineos guiado por la resistencia francesa, Walter Benjamin llegaría un día de septiembre de 1940 a la frontera española con intención de emigrar a los Estados Unidos de América como tantos otros, pero al ser retenido por los aduaneros españoles y ante el temor de ser apresado por la temible Gestapo alemana que los perseguía, puso fin a su vida con una sobredosis de morfina en la habitación número 4 del hotel Francia, en Portbou, el pequeño pueblo fronterizo del país al que pertenece la isla del olvido en la que tan feliz fue, y que para él significó su momento de mayor plenitud personal y vita.