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[estudio para cuerno y cuerpo] es una pieza de danza y música en directo, una experiencia donde lo escénico se entrelaza con lo
sonoro y lo visual. En ella, la coreógrafa y bailarina Tania Garrido, junto al artista y músico Silberius de Ura, también conocido como
Neønymus, crean un recital de danza sonorizada de tinte intimista, una experiencia contemplativa y emocional, ojalá transformadora,
en la que el espectador es invitado a construir su propia narrativa a partir de lo evocado.
La investigación gira en torno al rito, a lo remoto, al sentir primigenio, al inconsciente, al hueso, a lo animal. Al lenguaje de la diosa, del
que nos habla en sus libros la antropóloga Marija Gimbutas. Para la composición del espacio sonoro exploramos sonidos primitivos y
originales, creados por Silberius y sus instrumentos insólitos, que van desde huesos intervenidos a herramientas más modernas como
la loop station mezclando, así, sonidos de lo rural y lo primitivo con lo tecnológico. Para la parte coreográfica me baso en escritos,
leyendas e imágenes sobre antiguas diosas y animales mitológicos y medievales. Imaginé una coreografía que fuera pasando por
distintas formas y estados, como un samsara (nacimiento, vida, muerte y encarnación), habitando distintos cuerpos, desde diosas del
paleolítico, esculturas griegas, majas desnudas, princesas disney, o los más extraños animales sacados de un bestiario medieval. En ella
me propongo desdibujar el contorno del ser humano, trabajando, de manera elástica y desjerarquizada, entre imágenes reconocibles y
cuerpos por descubrir.
Imaginé la escena como un lugar sagrado, un altar donde miles de animales fueron inmolados, una pira funeraria donde lo material se
quema y muda su condición a lo divino. Conmigo baila un cuerno de ciervo. Es viejo, blanco, pulido por el sol. El paso del tiempo le quitó
la ternura. Lo encontré en uno de mis paseos por el campo. Desde entonces ese cuerno me habla, instándome a ser su voz. Quizás
porque me conecta con un animal, uno misterioso que habita por alguna parte de mi interior; o porque me atrae el concepto de hueso
en sí, como origen, como raíz, como estructura, hueso-osario-osamenta; quizás también porque, como en un rito de paso, tengo ganas
de quemarme y trasmutar en un ser nuevo. Es por eso que sigo bailando.
El cuerno conversa aquí como alegoría de nuestra naturaleza animal, nuestra esencia como seres humanos, el misterio que
albergamos y nos une; quizás, también, de lo antiguo, lo primitivo, el patriarcado obsoleto, o de lo que queremos dejar atrás, quemarlo
en el fuego y transmutarlo. El símbolo se coloca en conversación con el cuerpo desnudo, un cuerpo articulado de anatomía inventada,
mitad bicha, mitad humana, volviendo al origen, a la quietud, y a observar lo que ahí habita. La base es mirar hacia dentro, conversar
con la poesía y lo mundano, entrelazando realidades, creando una danza de trampantojos y nuevas concepciones para la definición de
un cuerpo. Un cuerpocuerno, un cuernocuerpo, acompañado por una música de polifonía hipnótica. Un cronopio a tres bandas
convertido en una pieza escénica que dialoga entre contrastes, entre lo bello y lo feo, lo blando y lo duro, entre lo divino y lo profano, lo
femenino y lo masculino, entre lo caótico y lo direccional, lo articulado y lo estático, la diosa y la bestia, la vanguardia y lo atávico…

Más información en el siguiente enlace:

https://taniagarrido.com/project/estudio-para-cuerno-y-cuerpo/

Teaser "Estudio para cuerno y cuerpo":